Qué enseñan “los scouts”

¿Quién no ha oído hablar de los “Boy Scouts”, o no los ha visto en alguna película, o en la tele? Casi todo el mundo ha oído algo, pero a menudo la imagen que se tiene es más bien un estereotipo superficial.

En este artículo intentamos explicar por qué a muchas personas esto nos parece tan importante y por qué nos empeñamos en hacer posible que los niños lo puedan disfrutar.

En una primera aproximación al Escultismo (no se dice “scoutismo”) encontramos ya aspectos muy positivos, como la diversión, los juegos, la amistad, el contacto con la naturaleza, la integración en un grupo unido, la actividad física, el desarrollo de habilidades nuevas, el despegarse un poco de los padres… en definitiva, lo que llamamos “la aventura del escultismo”. Todo esto es bueno y muy necesario para los niños y los jóvenes. De hecho, esto es lo que suele atraer a los niños y jóvenes a apuntarse a un grupo scout.

Pero los scouts son algo más, y los padres deben saberlo. Todo lo anterior se puede conseguir asistiendo a campamentos organizados por un ayuntamiento, por ejemplo. O siendo miembro de un club de montaña. Los scouts buscan algo más: transmitir unos valores.

Queridos padres que estéis leyendo esto: es importantísimo que estéis de acuerdo con estos valores si traéis a vuestros hijos a un grupo scout, o por lo menos a este Grupo Scout (es cierto que unos grupos se toman unos valores más en serio que otros). Si estos valores coinciden con los que queréis para vuestros hijos, encontraréis en el Grupo Scout una ayuda inestimable en vuestra labor educativa.

El tema de los valores es quizás lo que menos se ve a primera vista, pero es lo más importante, porque es lo que da sentido a la vida. No solo queremos que los chavales crezcan sanos, ilusionados y tengan amigos. También queremos que descubran el sentido de la vida.

¿Y cuál es ese sentido de la vida que queremos transmitirles? Vamos a irlo descubriendo presentando lo que llamamos “espiritualidad scout” desde los más pequeños hasta los más mayores. Sí, se llama “espiritualidad”, y de hecho está muy relacionada con la religión.

Ya desde castores, los niños participan en las misas de los campamentos, rezan la oración del castor y bendicen la mesa antes de las comidas. En nuestro grupo bendecimos la mesa con una oración muy sencilla: “Unos tienen y no pueden; otros pueden y no tienen; nosotros que tenemos y podemos demos gracias al Señor”. En el escultismo, la religión es algo que se vive con naturalidad. Dios está presente en la Promesa Scout, en la Ley Scout, y en los Principios del Scout. Así lo quiso Baden Powell, el fundador del escultismo. Aunque él era cristiano anglicano (era inglés), no limitó el escultismo al Dios de los cristianos, sino que la Promesa, la Ley y los Principios se refieren en general a “Dios”, sin llamarlo con ningún apellido. Por esto, las diferencias de religión no fueron un obstáculo para la expansión global del escultismo, y hoy en día hay scouts cristianos, musulmanes, judíos, hindúes… Actualmente hay muchos grupos scouts en los que el tema religioso se deja aparte, también. Pero a pesar de que la religión no está de moda en general, Dios sigue estando en el núcleo del escultismo. En nuestro Grupo Scout, tenemos la suerte de pertenecer a una parroquia, la Parroquia Nuestra Señora Reina del Cielo, y de tener todo el apoyo de la misma. El consiliario del Grupo es actualmente el párroco y tenemos la gran suerte de que viene en verano al campamento con nosotros, como uno más, durante los 15 días.

Para explicar este “sentido de la vida” o “proyecto de vida” que queremos transmitirles a los niños, chavales y jóvenes, hagamos a continuación un recorrido por las distintas “ramas” del escultismo (llamamos “ramas” a los distintos grupos de edad): castores, lobatos, tropa, escultas y rovers.

Los más pequeños son los Castores. Entran con 7 años, cuando empiezan 2º de Primaria (esto es en nuestro grupo, en otros empiezan un año antes), y desde luego son muy pequeños para hablarles de valores de modo teórico. Pero sí se les introduce de modo práctico: para conseguir hacer la promesa (que se representa por el pañuelo que llevan colgado al cuello, que en nuestro grupo es naranja) tienen que conseguir: jugar con todos, obedecer a los jefes (los monitores, a los que llamamos “scouters”), y compartir con alegría. A algunos les cuesta mucho obedecer y compartir, a otros les cuesta más jugar con todos. Así ya empiezan a darse cuenta de algo básico: no están solos en el mundo, hay otros con los que disfrutar pero por los que también puedo tener que hacer algún sacrificio (como compartir con ellos algo mío, por ejemplo dejarles beber de mi cantimplora).

Cuando los niños pasan a Lobatos, ya con 9 años (4º de Primaria), se encuentran con que al principio no pueden llevar la pañoleta que traían de castores porque, para llevarla, ahora tienen que ganarse la Promesa del Lobato. Aquí se sigue pidiendo obedecer a los jefes (y les sigue costando, porque ahora ya se saben más listos y más independientes), y se introduce el concepto de la verdad: una de las “Máximas de Baloo” es “El lobato siempre dice la verdad”. También se refuerza la conciencia de los demás, no ya para solo “compartir” con ellos sino para darles prioridad sobre uno mismo: la primera máxima de Baloo es “El lobato piensa primero en los demás”. Difícil, ¿eh? Además, en la Promesa del Lobato se introduce “la buena acción diaria”, que es uno de los pocos elementos de la espiritualidad scout que a veces se conoce.

Tras tres años (“rondas solares”, decimos), los chavales pasan a Tropa Scout, que empiezan con 12 años (1º de la ESO). La Tropa Scout es la edad con la que Baden Powell empezó los scouts. Es la rama para la que B.P. escribió el libro en el que presentó el Escultismo a los jóvenes: “Escultismo para muchachos”, que se publicó como entregas coleccionables con un periódico. Cuando los chavales pasan de lobatos a tropa con su pañoleta, de nuevo se la tienen que quitar, porque se les pide un compromiso mayor, una nueva promesa. Esta es la Promesa Scout, que ya es la misma que hacen los adultos. Ya no tendrán que volver a quitarse el pañuelo cuando pasen a la siguiente rama. Es, por tanto, una promesa que sirve también para un adulto.

La Promesa Scout es:

Prometo por mi honor y con la ayuda de Dios, hacer cuanto de mí dependa por:

– cumplir mis deberes para con Dios y mi patria,

– ayudar al prójimo en toda circunstancia, y

– cumplir fielmente la Ley Scout.

Y la Ley Scout a la que hace referencia tiene 10 artículos:

  1. El scout cifra su honor en ser digno de confianza.
  2. El scout es leal.
  3. El scout es útil y servicial.
  4. El scout es amigo de todos y hermano de los demás scouts.
  5. El scout es cortés.
  6. El scout ve en la naturaleza la obra de Dios y cuida y protege animales y plantas.
  7. El scout es obediente, disciplinado y no hace nada a medias.
  8. El scout es animoso ante peligros y dificultades.
  9. El scout es económico, trabajador, y cuidadoso del bien ajeno.
  10. El scout es limpio y puro, sano en pensamientos palabras y acciones.

La Promesa y la Ley Scout son el núcleo de la espiritualidad scout. Todos los scouts del mundo recitan la Promesa con formulaciones parecidas. En la web de la Organización Mundial del Movimiento Scout se puede encontrar la Promesa y la Ley Scout en distintos idiomas.

Como podréis ver, en la Promesa Scout ya no se habla de “pensar” primero en los demás y de hacer una buena acción “diaria”, sino de “ayudar” al prójimo en “toda” circunstancia. Es mucho más exigente, y según uno va creciendo, la exigencia va aumentando porque los deberes crecen y las responsabilidades aumentan.

El Lema Scout es “Siempre Listo”, que debe entenderse como “siempre preparado para servir”. En inglés es “Be Prepared”, cuyas iniciales son las mismas que las de Baden Powell. El “Siempre Listo”, enseñado a los niños de esta edad, no es sólo para animarles a atender cualquier necesidad del prójimo, sino también, y muy importante, para animarles a formarse y prepararse bien como personas, para poder servir mejor a la sociedad cuando sean adultos.

En la Promesa, la Ley y el Lema se define ya claramente el tipo de persona que queremos formar y sus valores. ¿Quieres que tus hijos sean así? Esto es lo que queremos enseñarles en “los scouts”. Como ves, es mucho más que amistad, naturaleza y hábitos sanos.

Quizás haya que precisar el sentido que le damos a la palabra “patria”. Es una palabra que se ha utilizado políticamente, particularmente en la historia reciente de España. Cuando se fundó el escultismo en Inglaterra en 1907, no había este problema de la carga semántica que tiene la palabra actualmente. En el escultismo, la palabra patria no tiene ningún sentido partidista en absoluto. La patria es tu tierra, tu país, tu comunidad, tu sociedad, a la que amas y estás agradecido, a la que contribuyes con tu trabajo, la que te ha visto nacer, la que amas a pesar de sus defectos y para la que quieres lo mejor. Lo mismo la bandera, que representa a la patria, y ante la que formulamos la promesa. Hay que recalcar que el escultismo es un movimiento completamente apolítico. Y sobre todo, hay que recalcar que la patria debe inspirarnos un sentimiento de amor y agradecimiento, y nunca de odio a ninguna otra comunidad vecina. Cuando se empieza a sembrar la cizaña del odio es cuando se estropea la limpieza del sentimiento.

Pero la educación no termina en Tropa Scout. La siguiente rama es la Unidad Esculta. Los “escultas” siguen profundizando en la misma promesa y ley, pero van madurando y, empezando con 15 años (4º de la ESO), están en plena edad de desarrollarse físicamente. Los escultas son los que hacen las marchas más duras, las aventuras más emocionantes, los raids más inolvidables. Es la edad de descubrir de lo que son capaces con esfuerzo, y que sacrificándose unos por otros pueden llegar a alcanzar las metas más retadoras. Al final del raid del campamento de verano, se oye frecuentemente la expresión “la piña esculta”, y vivirlo es una auténtica gozada. En la unidad esculta se aprende que ayudar a los demás significa sacrificio, no quejarse, y que para hacerse mayor hay que hacerse un poco duro en ese sentido (a eso se le llama a veces “la dureza esculta”, que no es una dureza de corazón, sino de abnegación).

La última etapa del camino educativo es la de la Rama Rover. En nuestro Grupo Scout, esta rama se divide en dos unidades distintas: el Clan Rover (que empieza con 17 años) y la Comunidad Rover (“Comuna”, que empieza con 18 años). En algunas rondas solares, igual que en los primeros años de existencia de nuestro Grupo, nuestro grupo no ha tenido Comunidad Rover por la necesidad de scouters ante el crecimiento del grupo. En esta Rama Rover, ya dure una o dos rondas solares, el lema lo dice todo. El lema de los rovers es “Servir”. Aqui es donde queríamos llegar. El “ayudar al prójimo en toda circunstancia” que prometieron con 12 años, y para lo que se fortalecieron en escultas, se convierte ahora en “servir” al prójimo. Si asistís a la izada o la arriada el día de padres del campamento de verano, veréis que todas las unidades gritan su lema orgullosas cuando sus scouters gritan el nombre de la unidad. Es como si se estuviera “pasando lista” de las unidades que están presentes. Normalmente, el día de padres el Clan no está en campamento porque están de raid (su raid, como el de los escultas, dura 10 días). Pero si estuviérais presentes un día de los que está el Clan, oiríais como gritan”¡Servir!” respondiendo al grito “¡Clan!” de sus scouters. Da gusto oir a personas que están estrenando su mayoría de edad expresar esa voluntad decidida que es todo un proyecto vital.

Ya hemos llegado al final del objetivo de nuestro camino educativo: “Servir al prójimo”. Este es el sentido de la vida que queremos transmitirles. Sencillamente. Esto es lo que sabemos por experiencia que hace feliz a la persona y, por eso, porque queremos que nuestros hijos sean felices, nos esforzamos tanto en toda esta trayectoria educativa, utilizando el “método scout”.

Sabemos que en la sociedad actual esto es nadar contra corriente, porque parece que quien “triunfa” es el que consigue más bien “servirse del prójimo”. En realidad, siempre ha sido así, desde hace miles de años. Hace 2000 años, Jesucristo les decia a sus discípulos: “Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.” Mt. 20, 25-26. Y nuestro Papa, Francisco, lo ha dicho con otras palabras: “El verdadero poder es el servicio”. Los scouts sabemos que la felicidad que algunos buscan conseguir sirviéndose de los demás, y sirviéndose solo a sí mismos, no es felicidad, sino que conduce a la amargura del egoísmo.

Hay una frase de Baden Powell que lo resume muy bien: “El secreto de la felicidad es hacer felices a los demás“.

Muchos de los jóvenes adultos que terminan su etapa Rover deciden empezar a poner en práctica ese espíritu de servicio, precisamente sirviendo a los más pequeños. Son los que deciden quedarse como scouters (monitores), entregando gran parte de su tiempo libre a servir a los niños a través del método scout. En nuestro Grupo Scout, los scouters no solo no cobran (como cobran los monitores del campamento que organiza por ejemplo el ayuntamiento), sino que pagan lo mismo que los niños por participar en las actividades. Aparte del efecto beneficioso que esto tiene para abaratar el coste de los campamentos (sería imposible cobrar 190 euros por 16 días de campamento en el Pirineo si los scouters no pagaran), el efecto más importante es que todo el funcionamiento del grupo es obra suya por pura generosidad. ¿O acaso creéis que si cobraran tendrían esa cara de felicidad con la que les véis los sábados en la parroquia? ¿Hay mejor demostración de que la felicidad nace de la entrega generosa a los demás?

En nuestro grupo (pero esto es una particularidad del 284), hay además unos scouters, también adultos, pero no tan jóvenes, que forman una unidad de adultos, que llamamos “la Cabaña”. Se trata de adultos ya más mayores (muchos de ellos han sido scouters llevando unidades, y muchos también son padres de chavales scouts) que están al servicio del Grupo durante todo el año, pero especialmente en el campamento de verano. En este campamento, la Cabaña se dedica a las labores de cocina, servicio médico, apoyo logístico, mantenimiento de campamento y ayuda a las unidades. Si vais al campa el “día de padres” encontraréis a la Cabaña sobre todo en cocina, y durante el resto del año, organizando la barbacoa en las fiestas de la parroquia. Los miembros de Cabaña también pagan por asistir al campamento, como los demás scouters.

Pero todo esto no acaba aquí: la Promesa Scout y el espíritu de servicio son para toda la vida. La Promesa no se hace “para ser efectiva mientras yo sea miembro activo del grupo scout”, sino para toda la vida. No tiene fecha de caducidad, no hay cláusula de rescisión. Por eso se dice que “Scout un día, scout siempre“. Y efectivamente, a las personas que han sido scouts se les suele notar. Son personas que inspiran confianza (artículo 1 de la Ley Scout), con un estilo en su forma de comportarse (lo que solemos llamar “el estilo scout”) amistoso, leal, cortés, alegre, limpio, y siempre dispuestos a ayudar (el “espíritu de servicio”). A veces, en la vida laboral, descubres que una persona con esas características fue scout de joven, y te alegras de ver que sigue siéndolo

Supongo que después de leer esto, queridos padres, entenderéis que esto de “los scouts” es una cosa mucho más importante de lo que parecía. Tanto si decidís que esto es lo que queréis para vuestros hijos, como si decidís lo contrario, nos despedimos de vosotros con la despedida scout:

¡Buena caza!